Soldados! Desde lo alto de estas pirámides, cuarenta siglos os contemplan. Napoleón.

jueves, 14 de diciembre de 2006

Nombres curiosos de la geografía cubana.


Por Sergio Morales Vera

Si realiza un recorrido por la geografía cubana podrá comprobar con asombro que en ella abundan hoy nombres de muy disímiles procedencias, de la flora y la fauna, la historia, la religión, y hasta los hay inclasificables.

Entre los poblados, ciudades y sitios diversos cuya denominación deriva del reino animal un viajero curioso puede encontrar muchos que tomaron su nombre de las aves como Las Auras, Los Patos, El Sijú, Perico, La Gallina, Canario, Las Grullas y Rincón del gallo.

En esa lista abundan los que coinciden con los de algunos mamíferos o términos afines a ellos, tal es el caso de Las Chivas, Manatí, La Mula, Los Puercos, El Zorral, El Toro, Almiquí, Leones, Cayo Ratones, Bahía Perro, Ojo de Toro y Cabeza de Vaca.

También se cuentan los llamados cual insectos, Alacranes, Guasasas, La Mosca, La Hormiga, Moscones, Mariposa y El Cocuyo; y como peces o reptiles: El Majá, La Majasera, Jicotea, Tortugas, Camarones, Anguila, Caimana y Cocodrilo.

La rica flora local refleja su diversidad en este geográfico compendio en locaciones como El Naranjo, Cupey, El Coco, Boniato, Boniatico, Los Ñames, Limonar, La Yagruma, La Ceiba, La Palma, Guayabo.

Se incluyen en este panorama poblados homónimos a países, fundamentalmente latinoamericanos como Guatemala, Perú, Colombia, Venezuela, Panamá, Costa Rica, Argentina y Brasil.

Pero también de otros continentes: Filipinas, Australia y Corea o personalidades como el "almirante de la mar océana" Cristóbal Colón (1451-1506) y del primer presidente norteamericano, George Washington (1732-1799).

No menos prolíferos son los nombres de santos, que sin discriminación de género van desde Catalina, Rita, María, Fe, Rosa, Isabel y Clara, junto a Agustín, Lorenzo, José, Domingo, Rafael y Pedro, hasta sumar casi medio santoral.

En este imaginario tránsito por la geografía insular las creencias religiosas dejaron su huella en El Jigüe, Providencia, La Caridad, Redención, Los Ángeles, El Rosario, Las Ánimas, Dios Ayuda, Palo del Diablo, La Magdalena, La Purísima, Piedad, Paraíso y La Gloria.

Y como de contradicciones está lleno este mundo, encontramos lo mismo Campo Florido que Palo Seco, Pozo Seco y Ojo de Agua, Madruga y Mala Noche, La Bajada y La Sierra, Morón y Rancho Veloz, La Dolorita y La Alegría.

Existen sitios cuyos nombres parecen ser una invitación a visitarlos como Las Delicias, Bombón Norte, El Descanso, La Esperanza, Vista Alegre, Vista Hermosa, Buena Vista, Remedios, Laboriosidad, La Fama, Alta Gracia, La Felicidad, La Paz, La Victoria y Buenaventura.

En algunos casos pareció primar alguna predisposición a las matemáticas, esto ocurre en Dos Palmas, Dos Hermanas, Dos amigos, María Tres, El Nueve, Número Quince, Cienfuegos y El Triángulo; en otros se impuso el gusto por las joyas: La Sortija, La Prenda.

Finalmente los hay de muy difícil clasificación: Gurugú, Sipiabo, Jarahueca, Maragabomba, Bolondrón, Güira de Melena, Melena del Sur, Corral Nuevo, Mata Abajo, Esquina de Ponce, El Iris, Suspiro, La Jaula, La Tumba y Pisa Bonito.

Cabe concluir que aquí se cumple aquello de que "para gustos se han hecho los colores", aunque si bien es cierto que resulta imaginativo este inventario, hay algunos casos que se las traen, si de definir el gentilicio de sus habitantes se trata.

martes, 12 de diciembre de 2006

Escribir


Escribir
JUAN JOSÉ MILLÁS

"13.15. Todos los tripulantes de los compartimientos sexto, séptimo y octavo pasaron al noveno. Hay 23 personas aquí. Tomamos esta decisión como consecuencia del accidente. Ninguno de nosotros puede subir a la superficie. Escribo a ciegas".
Estas palabras, escritas por un oficial del Kursk en un pedazo de papel, tienen la turbadora exactitud que pedimos a un texto literario. El autor está rodeado de bocas que exhalan un pánico que ni siquiera nombra. Él mismo debe de encontrarse al borde de la desesperación, pero no tiene tiempo ni papel para recrearse en la suerte. Ha de hacer, pues, una selección rigurosa de los materiales narrativos, y el resultado es esa obra maestra en la que, sin embargo, sólo cuenta
aquello a lo que se puede asignar un número: la hora y la cantidad de hombres. En situaciones extremas, la literatura sale a presión, como por la grieta de una tubería reventada. El documento del oficial del Kursk es bueno porque es necesario. Mientras la muerte trepaba por sus piernas, ese hombre se entregó con fría vehemencia a la literatura. Y de qué modo.

Naturalmente, lo que no dice ocupa más de lo que dice, pero lo ausente ha de aportarlo el lector, que es tan responsable de lo que lee como el escritor de lo que escribe. Sería absurdo comenzar una novela afirmando de un frutero que es bípedo. El lector tiene la obligación de saber que los
fruteros son bípedos y que están dotados de cuatro extremidades con cinco dedos en cada una de ellas. Sin estos sobreentendidos primordiales, la escritura resultaría imposible.

Lo curioso es que un billete con cuatro líneas aparecido en el bolsillo de un cadáver responda de súbito a la vieja pregunta de para qué sirve la literatura. Sirve para contarlo. Todos aquellos que aspiran a escribir deberían recitar el texto del Kursk como una oración. Ser escritor, al menos cierto tipo de escritor, significa vivir rodeado de pánico percibiendo a tu alrededor bultos que pasan de un compartimiento a otro con los calcetines mojados. Y tú eres uno de esos bultos: aquel que, por encima o por debajo del miedo, está poseído por la necesidad de contarlo, aunque
las posibilidades de que alguien lo lea sean muy escasas. Escribo a ciegas.

Casos y cosas de la historia.


Un tacaño con gracia.


El general español Valeriano Weyler fue nombrado capitán general de la Isla de Cuba en 1896, durante la guerra que enfrentó a la colonia con España. De Weyler se cuenta que era muy avaro y poco dado a los gastos innecesarios. Cuando uno de sus hijos le envió una carta pidiéndole 500 pesetas, él le respondió a la vuelta del correo:
"ahí te envío las cincuenta pesetas que me pedistes, y te advierto que cinquenta se escribe con un solo cero".

Y vuelve con el Ajo.

Isabel la Católica no soportaba los ajos, pese a que su marido Fernándo le encantaban. Un día el cocinero real aromatizó el plato de la Reina con un poco de peregil que había crecido al lado de una mata de ajos . Isabel, que tenía un paladar muy fino, se percató del extraño sabor y exclamó muy indignada. "Venía el villano vestido de verde".

Murcielagos en el ejercito.

Durante la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos fundó la Oficina de Servicios Estratégicos, para apoyar la lucha con planes originales. Esta agencia intentó facilitar el bombardeo a Tokio ante la carencia de bases cercanas a la capital nipona. Alguien pensó entonces en lanzar un ataque con ... Murciélagos. En sus alas, estos mamíferos llevarían bombas que un temporizador haría explotar. Finalmente, el experimento se descartó. Resultaba imposible asegurar que los murciélagos alcanzaran su destino.